Zingaras, a esta altura, es casi un sinónimo de Tucumán. Con una rica historia familiar, cuyos orígenes conducen a barrio Ciudadela, la marca se instaló como una tradición en nuestra provincia. Desde hace más de 10 años está transitando el camino a la profesionalización y excelencia empresarial, sin perder de vista los valores de familia, respeto, honestidad, compromiso y responsabilidad, pilares en toda la trayectoria de la marca.

Hace cinco años, la marca fue refundada. La empresa, actualmente manejada por la tercera generación familiar, experimentó una revolución, pero no perdió su esencia. Se posicionó fuertemente en el segmento y hoy en día ofrece un producto de mayor calidad, gracias al uso de materia prima de primera calidad.

Sebastián Cortés, uno de los dueños de Zingara, junto a sus tres hermanos, dialogó con Norte Económico sobre la actualidad y el “detrás de escena” de la empresa. “Somos una fábrica de los buenos momentos”, destacó.

En primer término, el empresario habló de la transición de la empresa familiar a la profesionalización. En ese punto, recordó a su padre: “Mi papá decía ‘ustedes estudien, la empresa está ahí. Hagan su vida, no dependan de la empresa’. Hoy somos cuatro hermanos a cargo de algo que no elegimos, sino que nos llegó por una situación familiar”.

Sobre los inicios al frente de la marca, Cortés recordó que ellos tomaron la empresa sin conocimiento alguno. “Mi viejo se ocupada de todo, tenía muchas cosas en su cabeza”, comentó. La situación los llevó a golpear puertas y levantar teléfonos. Rápidamente se toparon con la primer gran sorpresa. “Nos dimos con el primer valor que tiene esta empresa, que es el apellido que nos transmitió mi viejo, porque todas esas puertas que golpeamos se abrieron”, expresó.

Seguidamente, contó: “En el 2016 tuve la suerte de participar en una experiencia Endeavor y correlativamente estaba haciendo una pequeña escuela de negocios, que fueron dos disparadores que me ayudaron a darme cuenta de que había que cambiar. Entendíamos que el delegar era mala palabra y con todo esto se nos fue abriendo la cabeza. La concepción del salir, ver nuevas cosas, aprender lo que es la delegación y el armar equipo es lo que hoy nos permite decir que estamos en camino a una empresa familiar profesionalizada”.

La situación económica actual, que nos ajena a nadie ni a nada, también afectó a Zingaras. Actualmente, la fábrica tiene una capacidad instalada que funciona entre un 60 y 70 por ciento de su totalidad y cuenta con más de 60 personas en su staff. No obstante, lejos de bajar los brazos, afrontan este nuevo período de crisis como oportunidad.

“Tenemos la cintura que no tienen las grandes empresas, que es dar ‘volantazos’ quizás de un momento a otro”, dijo, y ejemplificó: “Empezamos una campaña que bajamos los precios. Es algo real. Los proveedores tuvieron baja de precios. Nosotros lo trasladamos a costo nuestro y obtenemos un producto con la misma calidad y mejor precio. Es totalmente lineal y honesto”.

Posteriormente, se refirió a la posición de Zingaras en relación a la variada competencia actual. Al respecto, adelantó que en el mundo hay tendencias muy fuertes y que ellos están tratando de traerlas a Argentina a través de su marca. Hasta tanto eso suceda, Zingaras sigue optando por mantener su identidad. “Somos una empresa fabricante de snacks clásicos. Nuestro slogan es “papa sabor a papa”. Somos eso. Entendemos que hay una evolución, pero no es nuestra esencia. Preferimos dedicarnos a mantener el snack clásico”, subrayó.

Asimismo, indicó: “Con el tiempo desarrollamos algunos productos que nos dieron satisfacción, como los conitos, y estamos trabajando en otros, pero son modas. Aprendimos que hay empresas muy grandes que cuando tienen aciertos nosotros tenemos que tratar de seguir esa tendencia sin perder nuestra esencia”.

Por otra parte, Cortés se refirió a la presencia de la marca y a las acciones que van en paralelo al aspecto comercial. “En cada lugar que nos invitan, aparte del desarrollo comercial de la marca, mostramos lo que es Zingaras, lo que hay detrás.  Hace tiempo empezamos a trabajar en la convicción de la consciencia social, en mejoras en los procesos para reducir el daño en el medioambiente; y por otro lado cómo podemos colaborar con la sociedad a través de ayudas económicas mediante distintos programas”.

Zingaras no solo comercializa snacks, sino que trabaja permanentemente vinculado a la sociedad. Un ejemplo de eso es la política de reciclado de aceite que lleva adelante la empresa. También, trabaja con Fundación León en un programa de becas estudiantiles para que chicos de bajos recursos puedan terminar la escuela. Además, colaboran con artistas vinculados a la música; apoyan el deporte a través de los torneos de padel y el circuito femenino de tenis, entre otras acciones. “Son muchas las cosas en donde estamos y no hacemos acción comercial, sino acción promocional apoyando los eventos porque creemos que la mejor manera de vincularse con las personas es esa”, valoró Cortés.

Para terminar, habló de las proyecciones: “Desde hace cinco años, que mudamos la planta a un parque industrial, el objetivo es la regionalización de la marca. Atendemos Tucumán, Santiago, Salta, camino a La Rioja y Catamarca, con el objetivo de en tres o cuatro años introducirnos en el NEA”.