La estrategia clave de los productores para transformar la producción de tomate y pimiento en Tucumán
El objetivo es cuidar los frutos del virus que afecta a estos cultivos y guiar la productividad agrícola hacia un futuro sostenible.
En Tucumán, los productores de tomate y pimiento se encuentran en un momento crítico, pero la alerta no se enfrenta en soledad. Con el temido virus rugoso del tomate (ToBRFV) acechando, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) ha intensificado sus esfuerzos para salvaguardar lo que representa una de las joyas de la agricultura tucumana.
Este virus, conocido por su capacidad de devastar cultivos, ha llevado a una movilización ejemplar en la provincia, donde la prevención y la capacitación se han convertido en las mejores aliadas. Según informaron desde Senasa, los equipos técnicos de la institución realizaron visitas a las localidades de Famaillá y Lules, donde llevaron a cabo inspecciones meticulosas en los cultivos.
El objetivo es claro: detectar cualquier signo del virus a tiempo. Durante estas jornadas, se recolectaron muestras para análisis de laboratorio, y aunque los resultados preliminares no han revelado infecciones, la vigilancia se mantendrá para asegurar que la situación esté completamente controlada.
La clave para enfrentar este desafío radica en la capacitación. Los técnicos de Senasa estuvieron trabajando estrechamente con los productores, brindándoles herramientas para identificar los primeros síntomas del virus. Manchas marrones en los frutos o arrugas en las hojas son algunas de las señales de alerta que deben ser conocidas y reconocidas.
En este contexto, la prevención se erige como la mejor estrategia. Si un productor nota algo fuera de lo común, la recomendación es clara: no manipular las plantas, aislar el área afectada y notificar a las autoridades de inmediato.
Este enfoque proactivo no se limita a las localidades de Famaillá y Lules; otras regiones vitales para la agricultura tucumana, como el Valle de Tafí, también recibirán la visita del equipo de Senasa. El compromiso es total: proteger una actividad que no solo es esencial para la economía local, sino que también forma parte de la identidad cultural de la provincia.
Un futuro sostenible
La iniciativa de Senasa no solo se enfoca en la detección y control del virus, sino que también tiene un impacto directo en la sostenibilidad de la producción agrícola. Al empoderar a los productores con conocimientos y prácticas adecuadas, se está construyendo un futuro más resistente y capaz de enfrentar adversidades. La colaboración entre el Gobierno y los agricultores es esencial para asegurar que los tomates tucumanos sigan siendo sinónimo de calidad y frescura.