La industria vitivinícola tucumana busca consolidar el mercado interno, fortalecer la calidad y expandir la exportación
El actual período de cosecha se presenta favorable, con una notable producción en todas las viñas, lo que refuerza la meta de mantener y mejorar la calidad de los vinos de altura.
La industria vitivinícola de Tucumán se encuentra en el proceso de vendimia y delimitando los objetivos para este año. En este sentido, desde el sector buscan no solo fortalecer su posición en el mercado interno, sino también expandirse hacia nuevos horizontes internacionales. En diálogo con Norte Económico, Silvia Gramajo, presidenta de la Cámara de Bodegas y Viñedos de Tucumán, compartió los planes y estrategias que están llevando a cabo.
“La industria vitivinícola tucumana tiene como objetivo principal para este año la producción de vinos de altura de alta calidad. El actual período de cosecha se presenta favorable, con una notable producción en todas las viñas visitadas, lo que refuerza la meta de mantener y mejorar la calidad de los vinos. Destaca la importancia de consolidar un mercado de vinos de altura, distinguiéndolos de aquellos a granel o mayoritariamente comercializados por volumen”, aseveró.
El Valle Calchaquí, una región que abarca provincias como Catamarca, Tucumán y Salta, ha sido objeto de una destacada promoción gracias a los numerosos reconocimientos y premios otorgados a los vinos de la zona, una situación que entusiasma a todo el sector. “El enfoque actual no solo se centra en mantener este mercado, sino también en explorar nuevas oportunidades en provincias como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, donde existe una creciente demanda de vinos del Valle Calchaquí y de altura”, precisó.
En términos de exportación, Gramajo detalló que se han llevado a cabo reuniones con empresarios brasileños el año pasado para presentar la diversidad y calidad de los vinos tucumanos. “Se está considerando la posibilidad de exportar de manera conjunta, ya que la cantidad disponible de vinos no es suficiente para exportaciones individuales permanentes. Se vislumbra como destino potencial a países latinoamericanos y posiblemente Estados Unidos”, afirmó.
Desafío climático
Asimismo, la propietaria de bodega Luna de Cuarzo remarcó que el desafío del cambio climático es una realidad presente que no se puede ignorar, especialmente en la imprevisibilidad de fenómenos como heladas tardías y granizo que puedan afectar la producción. En este sentido, advirtió que las lluvias no se perciben como una amenaza significativa en la región, aunque sí reconoció la necesidad de “estar preparados y atentos a posibles cambios climáticos que puedan afectar la producción de uva”.
En la provincia de Tucumán, la industria vitivinícola cuenta con 18 emprendimientos y 12 bodegas activas, las cuales además promueven el enoturismo a través de la ruta del vino. Las condiciones del Valle Calchaquí, con su altitud y características únicas, contribuyen a la producción de vinos diferenciados y de alta calidad.
“En Tucumán contamos con la cepa torrontés como emblemática y considerada la única uva de origen argentino, con un potencial excepcional para la elaboración de vinos secos y dulces que son ideales para acompañar la gastronomía regional. Los vinos Malbec también son reconocidos por su intensidad y aroma, reflejando el potencial y la visión de crecimiento y desarrollo de la industria vitivinícola en la región”, indicó.
A pesar de los desafíos que enfrenta, la industria vitivinícola tucumana se muestra optimista y comprometida con su crecimiento y desarrollo continuo, respaldada por los logros y reconocimientos obtenidos a nivel nacional e internacional. “Esto augura un futuro prometedor para el sector, donde la calidad, la innovación y la sostenibilidad son pilares fundamentales en la búsqueda de la excelencia en la producción de vinos tucumanos”, cerró.