Luego de un arduo trabajo, que llevó varios años, dos nuevas variedades de caña fueron inscritas para su uso comercial. La mismas fueron desarrolladas en el marco del Programa de Mejoramiento Genético de Caña de Azúcar del INTA Famaillá. Las nuevas variedades son INTA NA 03-663 e INTA NA 03-617, las cuales tienen un rendimiento de entre 70 y 85 toneladas por hectárea. 

Estos cultivares, además, presentan una precocidad madurativa destacable, convirtiéndose en opciones altamente competitivas para los productores. Desde el INTA revelaron que esta caña presenta un alto rendimiento cultural y fabril, a la vez que son “resistentes a las principales enfermedades, adaptándose a las diversas condiciones climáticas de nuestro país”. 

Cabe destacar que la caña de azúcar es un cultivo que, pese a su naturaleza tropical, debe enfrentarse a condiciones adversas como las heladas, adaptándose a un ciclo de crecimiento relativamente corto de 8 a 10 meses. En Tucumán, que cuenta con unas 300.000 hectáreas dedicadas a este cultivo, las nuevas variedades deben demostrar una plasticidad que les permita rendir bien en diversos ambientes, desde el pedemonte hasta la llanura deprimida, según detallaron desde el INTA. 

Características 

La INTA NA 03-663 se distingue por su porte erecto, macollaje alto y follaje denso, lo que la hace ideal para la cosecha mecanizada con un despunte uniforme. Además, es tolerante a varias enfermedades como la estría roja y el mosaico, y muestra una resistencia moderada a otras como la roya marrón.

Por otro lado, la INTA NA 03-617 se caracteriza por sus entrenudos de color púrpura y una excelente tolerancia al vuelco, lo que la convierte en una opción robusta para diferentes condiciones de suelo. Esta variedad también muestra una buena adaptación a suelos húmedos y fértiles y es tolerante a enfermedades como el carbón y la escaldadura de la hoja.

Innovación para un futuro sostenible

El objetivo principal del equipo del INTA, liderado por Arturo Felipe, es aumentar no solo los rendimientos de azúcar por hectárea, sino también la producción de etanol, diversificando así las posibilidades de uso de la caña de azúcar. De hecho, el científico explicó que “la obtención de nuevas variedades busca incrementar los rendimientos, mejorar la sanidad del cultivo y asegurar una mejor adaptación a condiciones ambientales específicas, fomentando la diversificación varietal en el sector productivo local”.

Con estas dos nuevas variedades de caña se logra un incentivo importante a otro de los grandes objetivos que tiene el INTA. Sucede que desde la institución confirmaron que existe el propósito de incrementar los valores de azúcar por hectárea, pero también maximizar la producción de etanol.

Según los fabricantes de alcohol de caña de azúcar, el precio del litro de etanol debería situarse en $800. Sin embargo, las petroleras lo pagan actualmente a $635. De manera similar, el etanol derivado del maíz tiene un precio de $582, pero los productores argumentan que debería estar por encima de $750 para ser rentable.

Tal como lo informó nuestro medio, la última actualización de precios de la Secretaría de Energía tuvo lugar hace casi dos meses, aunque los valores permanecían congelados desde enero. Los productores afirman que, debido a la inflación, los precios actuales del etanol y biodiésel están desfasados, afectando la previsibilidad de la producción y generando pérdidas significativas para las empresas.

Zafra modificada

Luego de días de heladas que afectaron notablemente al cultivo de caña de azúcar, la zafra intenta recuperar el fuerte ritmo con el que comenzó una temporada que, antes de las bajas temperaturas, era sumamente prometedora.  Los 14 ingenios volvieron a moler con normalidad y el progreso de zafra ya alcanza el 35 por ciento.Sin embargo, esta situación produjo una variación en la molienda, tal como le explicó Daniel Ploper, presidente de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC).

“Venía muy bien hasta los primeros días de julio, que se sucedieron varias jornadas seguidas con heladas. Había buenos rendimientos y ritmos de molienda. Pero indefectiblemente, por las bajas temperaturas, la calidad y cantidad de materia prima va a variar y va requerir que productores e industriales adopten otra forma de actuar”.

Además, advirtió que “las heladas tienen una consecuencia muy grave en lo que es mantener esa calidad a través del tiempo, y va a ser más grave en la medida que aumente la temperatura”.